Young feminist activist Justine Rodriguez shares the struggles on women and indigenous peoples in Mexico, and why we must decolonise and remake the global economic system.

By: Fight Inequality

Justine is giving testimony on Wednesday 11 October, 09:30-15:30 Casablanca Time at the Peoples’ Alternative Global Tribunal on the IMF and World Bank in Marrakech, Morocco. Watch live via Facebook.

Hoy me gustaría presentarme como una de las hijas de los actuales 350 mil embarazos adolescentes que tenemos anualmente en México, una cifra impactante desde el posicionamiento en que estos no son, en su mayoría, bajo un contexto consentido y desde el amor juvenil, no son tampoco derivados de la falta de acceso a la justicia reproductiva, ni a la estigmatizada educación sexual o un producto de la responsabilidad personal, sino son el resultado de la impunidad prevaleciente adultocentrista, que insiste en dejar de proteger a quienes hoy, deberían de seguir creciendo y desarrollando su proyecto de vida.

Mis padres en las desigualdades y precariedades que se tienen hacia una familia adolescente se atuvieron a una crianza ausente ante la necesidad de llevar alimento y sustento a un hogar. Y ¿Qué más se podía esperar de un sistema que te orilla al indiferente machismo, el excesivo trabajo y el rechazo a la existencia y responsabilidad de los trabajos de cuidados y del hogar? La violencia desde la vivencia personal me hizo parte de ese 66.1% de mujeres censadas en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares en México. Donde se ha demostrado que hoy más de la mitad de las mujeres que habitan en México, han vivido al menos una vez a lo largo de su vida; violencia emocional, sexual, física, económica o patrimonial y algunas de ellas, incluso vivido todas estas. 

Aún así se preguntan porque salimos a las calles tantas veces y porque cada año la marea violeta sigue creciendo, nos cuestionan sobre “otras maneras” de protestar, cuando no han cuestionado otras maneras de vivir el sometimiento de una binarismo de género y la opresión habitual y normalizada hacia la feminidad. Somos sobrevivientes de la violencia misógina que en los hogares ha removido las entrañas desde el individuo particular hasta lo que hoy resuena en quienes continúan tomando los espacios para la toma de decisiones. 

La viva recapitulación de la ontogenia en la filogenia a la que se refería Rebecca Solnit al hablar del FMI en “Los hombres me explican cosas” y es que nuestro desarrollo y evolución individual se ve reflejada en sociedad y viceversa. Hay una interacción que nos denosta las necesidades sociales que a nivel individual causan carencias, heridas y desigualdades a nivel global.

Hago referencia de Solnit, quien tras el escándalo de Dominique Strauss-Khan, escribió la inherente relación del acoso y violación del directivo de una organización como el Fondo Monetario Internacional, para con la relación de los países en vías de desarrollo, quienes han sido silenciados y coartados por el mismo poder, sometidos a un extractivismo y despojo brutal de nuestros territorios, de nuestros cuerpos. 

El poder sigue violándonos personal e individualmente, pero también de manera social y global, pues no ha sido hasta la llegada de un #MeToo que se han señalado a muchas personas en el poder, que como Strauss-Khan han salido ilesos por la entrega de un poco de capital, dejando nuestras vivencias y el dolor en la minimizada corrupción de este sistema. Ahora más que nunca #TaxTheRich viene a denunciar lo que ya se había perfilado en “The poverty inc” y “Ghana in crisis: U-turn on IMF bailout sparks outcry”; este es un sistema que nos enferma, esclaviza y tortura en la carrera de la sobrevivencia. 

Nos han obligado a convertirnos en sobrevivientes de la represión histórica que ha resurgido de la cenizas para cambiarlo todo con la acción en favor de todos los cuerpos que nos dejaron sembrados como semillas, para darnos la alternativa, la posibilidad y el valor de tomar estrados como estos, quitándonos todo, incluso el miedo sabiendo que este, cambió de bando. 

Somos la sangre que ha sido derramada en los territorios a causa del despojo, de la invasión militar, de la plusvalía y el falso desarrollo que nos han vendido los organismos internacionales como parte de la conservación y protección de los grupos de élite. 

El sur resiste hoy en México, ante el acecho e invasión extractivista de un megaproyecto mal llamado Tren Maya, que perpetúa y desencadena mayor y cada vez más violencia y muerte, no sólo hacia las personas, sino a la tierra, al agua, a la fauna ancestral que ha cuidado de ese territorio como un pulmón de la tierra. El turismo como objetivo clave, no solo mueve una cantidad de personas que fotografiarán el paisaje que está selva siempre nos regala, también moverá mercancías, lícitas e ilícitas, entre las que se encuentran muchas veces vidas de mujeres e infancias utilizadas para la explotación y el abuso que previamente dimos cuenta le es indiferente a los directivos que manejan organismos como el FMI, la conclusión de este cinismo termina por desembocarse en el enriquecimiento de quienes manejan estos organismos a costa de la tierra, de las personas, de grupos vulnerables y de las generaciones venideras.

Estamos atravesando una nueva colonización disfrazada de seguridad con bases militares por toda la península, con medidas cínicas que avanzan en favor del “desarrollo” que organizaciones internacionales como el FMI o el BM necesitan para seguir existiendo, nos quieren desaparecer, pero el sur resiste, la comunidad Maya resiste y regresando al pensamiento cíclico y en espiral, las mujeres en defensa del territorio y nuestras luchas, somos el retorno de la energía de la defensa como lo fue Maria Uicab, como lo son hoy en día las mujeres de Sitilpech, expulsando a un kekén de producción masiva neoliberal.

Trazando interseccionalidades y transversalidades de las desigualdades, las mujeres y disidencias que habitamos los distintos territorios de México hemos de dar cuenta que ninguna lucha es indiferente a otra. 

Basta de la visión occidental y eurocentrista que nos ciega a pensar que la esclavitud moderna es lo único que existe y la única forma de tener una mejor vida. Fomentando las viejas costumbres para reconstruir el mundo no habremos cambiado nada, la descolonización del sistema que Bretton Woods creo, es tan necesaria ante un evidente crisis del sistema neoliberal que nos tiene a todxs pendiendo de un hilo en salud mental, con un suicidio en el mundo cada 40 segundos.

Llegó un momento de retorno a la defensa del territorio, a la cosecha y la siembra sin gigantes que envenenan nuestros alimentos como lo ha hecho Monsanto históricamente, el retorno a la ciclicidad, a las enseñanzas de los abuelos. El camino al buen vivir y el vivir sabroso haciendo comunidad y articulándonos para ocupar los espacios de cambios, los espacios de opinión, de comunicación, los espacios de venta, de intercambio, de ayuda y de acuerpamiento.

México hoy se ha vuelto hogar de la memoria; Acteal, Karen Danchez, Agostona, Calcetitas Rojas, Homero Gómez, hasta que les alcance el olvido, Michelle Segovia te seguimos buscando, hasta que nos regresen la paz que nos han robado mientras en cumbres de lujo pactan por nuestras vidas diarias.